Hernando Arias de Saavedra
Desde 1596 ocuparía sucesivamente el cargo titular de gobernador del Río de la Plata y del Paraguay, haciéndolo con solvencia durante tres períodos, hasta 1618, fecha en la cual la gobernación se dividiría por real cédula, pedida por él mismo, en sus dos componentes territoriales.El cargo lo ostentaría hasta 1599, fecha que lo sucedería Diego Rodríguez Valdez y de la Banda.Durante su período como gobernador del Río de la Plata, Hernandarias, emprendió varios viajes.En esta última, en 1604, que fue un verdadero fracaso, fue capturado por los nativos tehuelches casi 1000 km al sur de Buenos Aires, aunque pudo escapar con vida.Sus viajes, tuvieron como misión, contener a los bandeirantes portugueses y explorar la navegabilidad de los ríos.De hecho, excluyendo a Hernandarias, casi todos los gobernadores de la época estuvieron en mayor o menor grado comprometidos con el tráfico comercial ilegal o contrabando.Retirado a Santa Fe, cuando en 1627 el nuevo gobernador Céspedes intentó nuevamente encarcelar y dar muerte a Juan de Vergara, el mismo obispo Pedro Carranza, primo de Vergara, forzó la cárcel y lo liberó llegando a excomulgar al gobernador, lo que provocó que las tropas lo abandonaran.Céspedes recurrió a Hernandarias, quien fuera autorizado por la Real Audiencia de Charcas viajó desde Santa Fe a Buenos Aires para gestionar que el obispo Carranza levantara la excomunión e hizo procesar a Vergara lejos de la diócesis de aquel.Dicha recomendación no fue escuchada, pero en 1610 el Rey otorgó a Hernandarias en agradecimiento el título de "Protector de los Naturales" junto con dos islas en la confluencia del río Negro con el río Uruguay: las actuales isla de Lobos e isla Vizcaíno.Siguiendo la recomendación que remitiera al Rey, en 1611 Hernandarias volvió a viajar a lo que más tarde sería la Banda Oriental, transportando una importante tropa de ganado vacuno que liberó en sus islas, a ambos lados del brazo Yaguarí del río Negro.En la historiografía clásica Hernandarias es considerado el padre de la ganadería uruguaya, aunque existió otro origen, tal vez más importante aún, que fueron las vaquerías jesuíticas.