Hace estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo, en la que procesiona con dos pasos: Nuestro Padre Jesús Sin Soga y Nuestra Señora de la Fe.
De estas inquietudes se funda la hermandad como un medio de actuación eficaz que proporcionaba un marco para dar continuidad y organización a las actividades cristianas que se habían desarrollado.
Apenas cinco años después que el Señor se apareciera al Padre Bernardo de Hoyos en Valladolid, se consagra la Parroquia de Santa Bárbara al Sagrado Corazón, siendo la segunda de toda España en hacerlo y casi treinta años antes de que dicho culto fuera aprobado públicamente.
A comienzos del siglo XV vivía, en calle Juan Perea, hoy Emilio Castelar, un zapatero llamado Maese Luis, fervoroso devoto del Nazareno de la capilla existente en el exterior de la Iglesia de Santa Bárbara.
Había empeñado muchos objetos en casa del judío Samuel, que habitaba en la calle Morería.
Una noche en que la mujer del zapatero agonizaba por la enfermedad y la falta de alimentos, Maese Luis acudió al Nazareno para suplicarle con dolor y arrepentimiento que lo amparara.
El Santo Cristo cobró vida y entregó al hombre un cíngulo o cordón de oro que ceñía su cintura, haciendo que se convirtiera en el precioso metal para socorrer a su familia.
Este es el motivo por el que la imagen no tiene cíngulo en su túnica y se le conoce desde entonces con el nombre de Jesús sin Soga.