Los competidores de Hermès son las casas Chanel, Cartier, Louis Vuitton y Christian Dior.
Su objetivo era fabricar las bridas y arneses forjados más finos de la industria del transporte, pero tardó varios años en crear diseños originales.
En este lugar fue donde el nuevo jefe introdujo las sillas de montar y comenzó a vender sus productos al por menor.
En 1900, la fábrica produjo el bolso haut à courroies, una alforja diseñada especialmente para que los jinetes pudieran llevar consigo sus sillas de montar.
En los años 1920, Émile-Maurice permaneció como el único responsable del negocio y agregó nuevas colecciones de accesorios.
Manteniendo los lazos de familia, Émile-Maurice convirtió a sus tres hijastros (Robert Dumas, Jean-René Guerrand y Francis Puech) en sus socios comerciales.
En 1924, Hermès se hizo presente en Estados Unidos, e inauguró dos tiendas en prominentes resorts franceses.
Llevando impreso un diseño de mujeres con pelucas blancas, estas pañoletas hechas por encargo fueron bautizadas como Jeu des Omnibus et Dames Blanches.
Los dibujantes podían elegir entre 200.000 colores diferentes, llegando a usar hasta cuarenta de ellos en el diseño más complicado.
En 1938, el brazalete Chaîne d’ancre y el atuendo de equitación se unieron a la colección clásica.
En esta época, los diseñadores de la compañía comenzaron a dibujar inspirados en pinturas, libros y objetos artísticos.
En 1946 fueron lanzadas al mercado las corbatas de seda, y tres años después se comenzó a producir el primer perfume, Eau d'Hermès.
Técnicamente, Dumas se convirtió en el primer hombre en liderar la compañía sin ser descendiente directo del Hermès original, aunque incorporó este apellido al suyo en la forma: Dumas-Hermès.
Durante los años 1950 la empresa adquirió su logotipo del carruaje con el caballo, y comenzó a entregar sus productos en las ahora representativas cajas anaranjadas.
En los años 1960 Hermès reingresó al mercado estadounidense, ofreciendo sus corbatas de seda en las tiendas Neiman Marcus.