Herida crónica

Por ejemplo, las heridas crónicas a menudo permanecen en la etapa inflamatoria durante demasiado tiempo.

[4]​ En las heridas agudas, hay un equilibrio preciso entre la producción y la degradación de moléculas como el colágeno; en las heridas crónicas, este equilibrio se pierde y la degradación también desempeña un gran rol en ella.

[5]​[6]​ Las heridas crónicas quizás nunca sanen o pueden tardar años en hacerlo.

[8]​ Los pacientes con heridas crónicas a menudo informan que el dolor juega un papel dominante en sus vidas.

El dolor persistente (por la noche, en reposo y con actividad) es el principal problema para los pacientes con úlceras crónicas.

[11]​ También se identificaron las frustraciones con respecto a los analgésicos ineficaces y los planes de tratamiento que los pacientes no pueden seguir.

Además de la mala circulación, la neuropatía y la dificultad para moverse, los factores que contribuyen a las heridas crónicas incluyen enfermedades sistémicas, la edad del paciente y las lesiones por traumas repetidos.

Las enfermedades comórbidas que pueden contribuir a la formación de heridas crónicas incluyen vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos), supresión inmunológica, pioderma gangrenoso y enfermedades que causan isquemia.

[2]​ La supresión inmunitaria puede ser causada por enfermedades o medicamentos que se usan durante un período prolongado, por ejemplo, esteroides.

[2]​ El trauma físico repetido desempeña un papel en la formación de heridas crónicas al iniciar continuamente la respuesta inflamatoria.

Esto se debe en parte a que los estudios en animales no permite la formación heridas crónicas, ya que generalmente cuando los animales tienen la piel herida, esta se contrae rápidamente, y no evolucionan a una herida crónica ni tienen enfermedades que contribuyen a ellas como la neuropatía o las enfermedades crónicas debilitantes.

[13]​ La isquemia es un factor importante en la formación y persistencia de las heridas, especialmente cuando ocurre repetitivamente o cuando se combina con la vejez del paciente.

[13]​ Mientras luchan contra los patógenos, los neutrófilos también liberan citoquinas y enzimas inflamatorias que dañan las células.

[13]​ Los neutrófilos permanecen en las heridas crónicas durante más tiempo del que debieran, y contribuyen al hecho de que las heridas crónicas tengan niveles más altos de citoquinas inflamatorias y EOR.

[20]​ Se ha sugerido que los tres factores fundamentales que subyacen en la patogénesis de la herida crónica son los cambios celulares, los sistémicos del envejecimiento o los episodios repetidos de lesión por isquemia-reperfusión y la colonización bacteriana con la respuesta inflamatoria del huésped.

[13]​ La respuesta inmune del huésped a la presencia de bacterias prolonga la inflamación, retarda la curación y daña el tejido.

[13]​ La infección puede provocar no solo heridas crónicas sino también gangrena, amputación de la extremidad afectada e incluso la muerte del paciente.

[2]​ En pacientes con heridas crónicas, las bacterias con resistencias a los antibióticos pueden tener más tiempo para desarrollarse.

[24]​ Aunque todas las heridas requieren un cierto nivel de elastasa y proteasas para una cicatrización adecuada, una concentración demasiado alta es perjudicial.

[6]​[26]​ Si una herida crónica se vuelve más dolorosa, es una buena indicación de que está infectada.

[8]​[13]​ Un pequeño número de heridas que no entran en estas categorías puede deberse a causas tales como envenenamiento por radiación o isquemia.

La isquemia resulta de esta disfunción y, combinada con la lesión por reperfusión, causa el daño tisular que conduce a las heridas.

[28]​ Los diabéticos tienen un riesgo 15% mayor de amputación que la población general[2]​ debido a las úlceras crónicas.

[37]​ El tratamiento también reduce la carga bacteriana mediante la evacuación efectiva y la inmovilización de microorganismos del lecho de la herida, y la subsiguiente unión química del agua disponible que es necesaria para que se repliquen.

El dolor crónico persistente asociado con las heridas que no se curan es causado por daño tisular (nociceptivo) o nervioso (neuropático) y está influenciado por los cambios en el apósito y la inflamación crónica.

[40]​ La comunicación efectiva entre el paciente y el equipo de atención médica es fundamental para este enfoque holístico.

En la actualidad, existen pocas opciones locales para el tratamiento del dolor persistente, mientras se manejan los niveles de exudado presentes en muchas heridas crónicas.

[18]​ Los antioxidantes, moléculas que pueden hacer perder un electrón a los radicales libres sin volverse ellos mismos radicales libres, pueden disminuir los niveles de oxidantes en el cuerpo y se han utilizado con cierto éxito en la curación de heridas.

Las medidas efectivas para tratar esto incluyen un procedimiento quirúrgico llamado recesión del gastrocnemio en el cual el músculo de la pantorrilla se alarga para disminuir el fulcro creado por este músculo y como resultado una disminución en la presión del antepié plantar.

[26]​ El Inhibidor de proteasas secretado por leucocitos (SLPI, por sus siglas en inglés), que inhibe no solo las proteasas, sino también la inflamación y microorganismos como virus, bacterias y hongos, puede resultar un tratamiento eficaz.