En consecuencia, después de un viaje en bicicleta por Italia, se mudó a París.
Fue rechazado por la Alemania nazi al ser considerado un artista “degenerado”, debido a que su estilo pictórico se relacionaba con el cubismo, un movimiento artístico incompatible con los ideales de la Alemania nazi.
Después de regresar a París como refugiado, su esposa, la también pintora Roberta González, lo abandonó, lo que le provocó una depresión.
Fue seguido estrechamente por la Gestapo y arrestado durante siete meses por la policía francesa.
Después de saber que era pintor, le colocaron en una celda roja para deteriorar su visión.