Su botadura ayudó a iniciar una carrera armamentística naval por todo el mundo, especialmente en la Marina Imperial Alemana, que se esforzó por igualarlo en preparación de la Primera Guerra Mundial.
El Dreadnought no participó en ninguna batalla naval de la Primera Guerra Mundial, pues estaba en reparación durante la batalla de Jutlandia, la única ocasión en que los acorazados dreadnought británicos abrieron fuego sobre sus contrapartes alemanas durante el conflicto.
Sin embargo se convirtió en el único acorazado en hundir un submarino tras embestir en 1915 al SM U-29 cuando este emergió inesperadamente tras haber disparado contra otro dreadnought.
Esta amenaza resultó en un cambio táctico el cual favorecía los enfrentamientos a larga distancia.
En 1903 el arquitecto naval italiano Vittorio Cuniberti generó el primer diseño conceptual de un buque acorazado mono-calibre, es decir un buque acorazado armado sólo con cañones de gran calibre.
Tras exponer sin éxito su concepto a la armada italiana, Cunibertti publicó sus ideas en un artículo en Jane's Fighting Ships.
Esta batalla demostró que las teorías de Cunibertti sobre la importancia del armamento pesado en un acorazado monocalibre eran correctas.
Fue Lord Fisher quien impulsó el concepto del acorazado monocalibre y se le consideró tan avanzado que su nombre se convirtió en una designación genérica para un nuevo tipo de embarcación: los acorazados modernos con baterías principales de un solo calibre; o dreadnoughts.
Este cambio no fue bien recibido por la oficialidad del nuevo acorazado, debido al ruido producido por la maquinaria auxiliar.
Esta capacidad, por otra parte, ponía al buque al mismo nivel de los cruceros ligeros y acorazados, convirtiendo a estas naves menos artilladas en víctimas impotentes en caso de un hipotético encuentro.
Irónicamente para un buque diseñado para enfrentarse a los acorazados enemigos, su única acción significativa fue el hundimiento por abordaje del submarino alemán comandado por Otto Weddigen SM U-29, el 18 de marzo de 1915.