Bell consideraba que la invención del hidroplano posiblemente sería un logro muy significativo.
Frederick Baldwin, asistente de Bell, estudió el trabajo del inventor italiano Enrico Forlanini y empezó a probar modelos basados en sus diseños, encaminados al desarrollo de una embarcación hidroala.
Durante su gira mundial de 1910–1911, Bell y Baldwin conocieron a Forlanini en Italia, donde navegaron con su hidroala en el Lago Mayor.
Baldwin se refirió a la sensación de esta experiencia, describiéndola "tan suave como si estuviese volando".
Tras regresar al laboratorio principal, continuaron sus pruebas con diseños sucesivos, que culminaron en el HD-4.