[1] Opuesto se encontraba el sitial de honor para los invitados, en un nivel inmediato inferior, donde se sentaban amigos o invitados de noble cuna, (óœðra ǫndvegi, o «sitial bajo»).
[2] A los flancos del asiento se fijaban los postes sagrados que soportaban el asiento elevado, llamados öndvegissúlur, que estaban decorados con motivos paganos y asegurados con unas clavijas metálicas, reginnaglar («clavijas sagradas»).
De hecho no era ni una silla, ni un trono, más bien un lugar en una especie de plataforma elevada y todavía no se ha aclarado que importancia concreta tuvo, pero es indudable que el «asiento de honor» era relevante.
[3] Las sagas nórdicas están llenas de referencias e incluso en la colonización de Islandia, los postes sagrados del hásæti tuvieron un papel determinante para decidir donde se podía fundar un asentamiento, lanzándolos antes de llegar los colonos a tierra y dejando a la deriva los mismos hasta que llegasen a la costa, donde se construirían las haciendas, como una respuesta de la voluntad de los dioses.
[4] Según Gylfaginning, cuando los dioses crearon Asgard, construyeron doce tronos (sæti) para ellos y otro adicional (hásæti) elevado para Odín.