Su carrera eclesiástica se debió a su primo Pierre Roger, el futuro Clemente VI.
Este papa hizo a Guillermo su legado en Sicilia, el año 1355 para administrar el reino de Trinacria, tras la muerte del rey Ludovico.
Su candidatura fue propuesta y sostenida por el cardenal Aigrefeuille,[3] aconsejado por su hermano Pierre, obispo de Uzès.
Siguió al papa cuando volvió a Roma ese mismo año.
Enterrado inmediatamente en la iglesia de los agustinos consagrada a la Santísima Trinidad, más tarde sus restos se trasladaron a San Marcial, en Limoges, donde se construyó un sepulcro magnífico.