Completados sus estudios, Guillermo toma la dura decisión de dejar su ordenación como sacerdote pues otras cosas extras llamaban su atención.
El son arribeño o música de vara como se le conoce en la región.
Así se inicia viendo y oyendo la forma musical de los maestros del huapango arribeño.
El tiempo transcurrió hasta que llevó a cabo sus primeros encuentros musicales en Xichú.
Hasta el momento, Guillermo Velázquez continua con su profesión artística participando en actividades sociales y fiestas populares.
En 1983, en forma organizada da inicio el festival de huapango arribeño más renombrado en la región.
A la fecha (2012) son 31 festivales que se realizan en forma organizada con un objetivo bien definido.