Bien pronto Balbi faltó a todas esta promesas solemnes y compuso una violenta sátira titulada Rhetor gloriosus.
Tardif no se dignó contestarle, pero su adversario cometió la imprudencia de indisponerse con otros sabios y particularmente con Publio Fausto Andrelino.
Este le instigó a que se defendiera y comenzó a escudriñar y a vigilar muy de cerca la conducta del profesor italiano, dando por resultado esta pesquisa que las costumbres de Balbi no eran las más puras.
Espantado Balbi por el peligro que corría, abandonó París a toda prisa y se refugió en Inglaterra.
Franciscus Florius le dedica a Tardif en 1647 su romance <