Guillermo Eximeno

Aguilar considera que no hay pruebas suficientes para decir con Villagrasa que el obispo Guillermo Eximeno hubiera sido previamente arcediano de su catedral, dando por supuesto sin embargo «que era uno de sus canónigos más activos y entendido».

[1]​ Ciertamente, como refiere Villanueva (1804), «merece particular memoria este Prelado por haber sido el primero á quien se sujetó y donó sus posesiones el Rey Moro Zayd Abu Zayd, arrojado de Valencia por la tiranía de Zaen».

[2]​ Pues al año siguiente, según documentos datado en Teruel en 22 de abril de 1236 (Turolium decimo kalendas maii, anno Domini mellessimo ducentessimo trigessimo sexto), Abu Zayd le reconoce como su obispo, y de los lugares de su reino que todavía conservaba en su poder:

[3]​ Según se cree, el destronado rey de Valencia poseía privilegio de Roma para hacer donación de sus estados a la iglesia diocesana que deseara, ateniéndose a un anterior privilegio de Urbano II (1088-1099) dirigido a Pedro I de Aragón (1094-1104) y notables del reino, para que a su albedrío pudiera hacer donación de las nuevas iglesias y lugares conquistados a los prelados que quisieran.

[3]​ En las primeras décadas del siglo XIII la diócesis segobricense acusaba extrema pobreza, sus rentas en Albarracín eran harto menguadas, «y ningunas de los pueblos mahometanos nuevamente adquiridos», resultado en cualquier caso insuficientes para «la reconstitución de la diócesis».

Vista parcial (meridional) de la Catedral del Salvador de Albarracín (Teruel), con detalle de la torre, obra de Alonso del Barrio Dajo (2017).