En el año 1952, jugó por el Huracán de Medellín (Colombia), en la época conocida como "el Dorado", enfrentando a descollantes figuras del fútbol sudamericano como Di Stéfano, Pedernera, Rossi o Rial.
Son famosos los duelos que sostenía con Alberto Terry, en los clásicos Alianza Lima-Universitario de Deportes.
La familiaridad que mantenían los jugadores aliancistas hizo que se les conociera como "los íntimos de la Victoria", allí Guillermo compartió éxitos con excelentes futbolistas de la época como Félix Castillo el Aretino, Juan Emilio Salinas, "Huaki" Gómez Sánchez el Carlos Lazón, Willy Barbadillo, Valeriano López, Máximo "Vides" Mosquera, Teobaldo Guzmán, Teódulo Legario, Roberto “Chupón” Castillo, Manuel Grimaldo, Juan de la Vega y otros.
Aunque si pudo dejar constancia que era todo un entendido del fútbol llegando incluso a ejercer como técnico y padre deportivo de jugadores importantes para el equipo amarillo como Juanito, Acedo, Canito...
Por ello y por su veteranía a su llegada al Cádiz se le conoció con el sobrenombre de "el Papi".