La renuncia del presidente Isidro Ayora en 1931 produjo la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales para escoger a su sucesor.
Fueron convocadas por Alfredo Baquerizo Moreno, quien al recibir el encargo del poder ejecutivo prometió que garantizaría la libertad electoral, y que en su interinidad se vería la resurrección del voto libre y del electorado nacional.
[1] Los candidatos fueron: Neptalí Bonifaz, por el Partido Conservador Ecuatoriano, apoyado por la Compactación Obrera Nacional[2] y un sector liberal disidente, Modesto Larrea, por el Partido Liberal Radical Ecuatoriano y de las izquierdas; y, el Teniente Coronel Ildefonso Mendoza, independiente apoyado por el Partido Socialista Ecuatoriano y ciudadanos de distintas tendencias políticas.
La Compactación Obrera Nacional y el pueblo se lanzaron a las calles para apoyar a los batallones que respaldaban a Neptalí Bonifaz y buscaron armas en los cuarteles; por ese motivo, Alfredo Baquerizo Moreno, encargado del poder ejecutivo en esos difíciles momentos, tuvo que asilarse en la embajada argentina luego de depositar la conducción del país en manos Carlos Freile Larrea.
[4] Hubo un sangriento enfrentamiento entre los rebeldes con las tropas leales al Gobierno que llegando desde las demás provincias buscaban conquistar Quito y acabar con la sublevación.