Los genoveses lograron capturar los navíos que construyeron y las hostilidades se zanjaron mediante un acuerdo de paz.
[2] La armada bizantina, que había sido una fuerza notable en el Egeo en tiempos de Andrónico III Paleólogo, había quedado completamente destruida durante la guerra civil.
Tracia, la principal posesión imperial y única región imponible del Imperio, todavía se estaba recuperando de la destrucción infligida por los mercenarios turcos durante la contienda civil.
Como esperaban los bizantinos, en cuanto redujeron los aranceles, los mercantes que atravesaban el estrecho dejaron de acudir a la Gálata genovesa y atracaban en el Cuerno de Oro, en Constantinopla.
No obstante, como Gálata mantuvo su desafío financiero, los bizantinos se vieron obligados a resolver finalmente el conflicto mediante una paz con cesiones mutuas en mayo de 1352.