Guerra a muerte (Venezuela)

Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.» y que le daría nombre a dicho periodo.

Bolívar, al concluir la campaña, escribió al Congreso de Nueva Granada que había atravesado nueve ciudades y pueblos, "donde todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados".

En informes enviados al Gobierno español en mayo de 1813, Antoñanzas cuestionó la rigurosa política represiva de Monteverde de la cual, decía, iba a resultar "...un total aborrecimiento del nombre español..." en Venezuela, con lo que ponía en evidencia que tal persecución no era más que una política generalizada asumida por las autoridades coloniales.

Arístides Rojas consigna una lista de los involucrados, todos españoles, en la guerra a muerte iniciada por parte del bando realista: "Aldama, Antoñanzas, Boves, Ceballos, Calzada, Dato, Enrile, Fierro, Gabazo, García Luna, los López, Martínez (Pascual), Millet, Mollinet, Monteverde, Morales, Moxó, Pardo, Puy, Quijada, Rosete, Suazola, Tíscar, Urbieta, Urristieta, Ñáñez, Zerberis; he aquí los actores y ejecutores de este sangriento y prolongado baño de sangre".

[2]​ Este plan queda enmarcado dentro del periodo de la independencia venezolana denominada Guerra a muerte.

Durante la Campaña Admirable por cada lugar "todos los europeos y canarios casi sin excepción fueron fusilados" por las armas patriotas a su paso.

Para engrosar su número añadió inclusive los 300 enfermos y heridos en el hospital de La Guaira.

En consecuencia, entre 1815 y 1817 fueron implicados y sentenciados a muerte varios ciudadanos distinguidos de Nueva Granada, cabecillas de la revolución, siendo ajusticiados a manos del ejército venido con Pablo Morillo.

Desde allí, con la colaboración del presidente negro, Alexandre Pétion, que exigía se decretase la emancipación general de los esclavos a Bolívar, se organizaron una serie de expediciones patriotas también con apoyo privado norteamericano desde Filadelfia, conseguido por Pedro Gual.

Ningún español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla"; con lo cual queda confirmado que la guerra a muerte, a los ojos del bando insurgente, había sido emprendida primeramente por el bando realista con connivente aprobación de las autoridades españolas y que la actitud asumida por Bolívar no había sido sino una inevitable reacción de asumir el conflicto bélico en los mismos cruentos términos en que lo habían llevado a cabo los realistas.

Simón Bolívar firma el Decreto de Guerra a Muerte durante la Campaña Admirable .