Guerra Larga (guerras otomanas)

En general, el conflicto consistió en una gran cantidad de costosas batallas y asedios, con muy poco resultado para ambos bandos.

Ferrara, Toscana, Mantua y los Estados Papales también estuvieron involucrados en menor medida.

En respuesta, el Gran Visir Otomano Koca Sinan Pasha exigió que la bandera verde del Profeta Mahoma fuera traída de Damasco para contrarrestar la bandera serbia y ordenando que el sarcófago que contiene las reliquias de San Sava sea retirado del Monasterio de Mileševa y trasladado a Belgrado protegido por un convoy militar.

En 1595, el Papa Clemente VIII organizó una alianza de potencias europeas cristianas para oponerse al Imperio Otomano (la Liga Santa del Papa Clemente VIII); un tratado de alianza fue firmado en Praga por el Sacro Emperador Romano, Rodolfo II y Segismundo Báthory de Transilvania.

El control sobre la línea del Danubio y la posesión de las fortalezas ubicadas allí fue crucial.

En los años siguientes, las flotas españolas siguieron atacando el Levante, pero no hubo represalias de la guerra naval a gran escala entre cristianos y otomanos.

Miguel continuó sus ataques en lo profundo del Imperio Otomano, tomando los fuertes de Nikópol, Ribnice y Chilia e incluso llegando hasta Adrianópolis.

En un momento sus fuerzas estaban a solo 24 kilómetros (15 millas) de la capital otomana, Constantinopla.

Reunió a húngaros desesperados junto con miembros decepcionados de la nobleza para iniciar un levantamiento contra el gobernante Habsburgo.

El Imperio Otomano apoyó a Bocskai con una corona que rechazó (por ser cristiano).

El tratado confirmó que Rodolfo había fallado en sus objetivos de guerra, no obstante ganó cierto prestigio gracias a esta resistencia a los turcos y al presentar la guerra como una victoria.