Entre 1915 y 1917 se amplió, llegando incluso casi a reconstruirse, con el contratista José Bonet Amat, liquidándose las obras el 15 de agosto con un coste de 90 000 pesetas.
A finales de ese mismo año, en el salón principal, el tenor catalán Palet cantó arias del repertorio wagneriano, proclamando el triunvirato –música, clase social y lenguaje estilístico.
Estos mismos pilares dan paso por medio de ménsulas a los miradores con un par de columnillas de las dos últimas plantas, y los chaflanes de sus esquinas, hacia La Avenida y la calle López Moreno, con ventanas tríforas en la primera planta, y bíforas, con detalles circulares sobre su dintel, y con piñas escamadas coronándolos.
Entre estos existen balconadas en la primera planta, con balaustradas, y en la segunda planta contiene rejerías, con ventanas con molduras sobre los dinteles de rostros femeninos, todo sobre líneas verticales en los paños.
En 1918 se plantan unos ficus, podados en marzo de 1958, en 1971 se instala una fuente luminosa, con forma de "palangana" y a principios de junio de 1994 se reformó según proyecto del ingeniero municipal Ramón Gavilán y diseño del dibujante Carlos Baeza, con la construcción de cuatro pérgolas y bancos, pretendiendo emular desde el punto de vista contemporáneo un modernismo gaudiano y catalán que nunca existió en Melilla, convirtiendo el antiguo aparcamiento con ficus, talados, en un espacio anticuado y caótico, casi laberíntico, especialmente para los invidentes, para lo que se ha instalado un plano háptico y un panel con información de la plaza, aunque siempre se la seguirá denominando la Plaza Mataciegos.