Gran Cartuja

Al lugar le llamaron "el desierto de la Cartuja" debido a su aislamiento.

[3]​ A finales del siglo XI, Bruno había construido con sus seis compañeros el primer monasterio cartujo, en el que discurría su vida cenobial.

San Bruno permaneció en el desierto de la Cartuja seis años, hasta 1090, cuando marchó a Roma llamado por el Papa Urbano II (1042-1099), quien fuera antiguo alumno suyo.

[4]​ Este espacio natural, ampliado por donaciones posteriores, cubre progresivamente la región de Chartreuse.

Los primeros cartujos, muy interesados en proteger su aislamiento, rechazan cualquier derecho de paso de las mujeres y expropian tierras a gente del vecindario, lo que provocó tensiones, disputas violentas y procesos.

De este primer monasterio, construido dos kilómetros más arriba que el actual, no queda nada.

El primer lugar estaba protegido del viento del norte y bien expuesto al mediodía y aunque hoy parece un lugar de austeridad extrema porque hasta los años 1990 la nieve se prolongaba hasta mayo, su clima en la Edad Media fue menos severo (el conocido como "Período Cálido Medieval" en Europa).

[8]​ Algunos monasterios, como Berthaud, sobrevivieron mucho tiempo en ambientes incluso más difíciles que el de la Gran Cartuja.

Estaba más cerca de la casa baja, facilitando así a los monjes el trayecto semanal, cualquiera que fuese el tiempo.

En 1857, un decreto imperial establece una reserva alrededor del monasterio para preservar el entorno y asegurar la tranquilidad de los monjes.

Sin embargo, una ordenanza real permite a los cartujos seguir en su monasterio (la congregación se consideraba implícitamente autorizada por los decretos de 1816 y 1857).

[13]​ La comunidad se refugia en Italia, en la Cartuja de Farneta, y no pudo retornar a la casa madre hasta 1940.

Los cartujanos del padre Ferdinand Vidal se instalaron temporalmente en Orgeoise, en el barrio de Voiron (Isère), donde vivían los hermanos laicos que producían su conocido licor.

Pétain nombra un nuevo prefecto de Isère, Raoul Didkowski, que facilita la reintegración.

[15]​ Igualmente actuó así la comunidad en el periodo de posguerra, dando refugio a colaboracionistas y milicianos.

La comunidad continúa hasta hoy día en edificios alquilados al Estado francés, a cambio de una renta y del mantenimiento rutinario.

En la Gran Cartuja, los superiores valoran la idea de llevar la comunidad a un sitio más aislado.

Rocas en el sitio de la primera cartuja
La expulsión de 1903.
Los cartujos en procesión hacia la Gran Cartuja.
La Correrie