Gonzalo de Abreu y Figueroa

[3]​ Durante su gobierno, Gonzalo de Abreu apresó, atormentó y dio muerte a mucha gente, la mayoría injustamente.

Abreu licenció las tropas santiagueñas y con las restantes intentó fundar una ciudad, pero la mayoría de soldados desertaron hacia el Perú.

De esa manera Abreu quedó desamparado y debió regresar a Santiago del Estero.

En este mismo año concedió a los franciscanos un terreno para construir su convento y escuela.

En ese período también dispuso en Santiago del Estero sacar una acequia desde el río Dulce para regar las fincas de la ciudad.

En ese mismo año se fundó el Real Hospital en la capital de la gobernación.

También en este año el gobernador Abreu dictó ordenanzas, que eran cuarenta y tres.

Los encomenderos debían reducir sus aborígenes a pueblo, levantarles una iglesia, poner doctrineros en los pueblos, llevar registro de gente no bautizada, combatir el amancebamiento, borracheras, hechicería y demás pecados.

En ese mismo año dictó más ordenanzas que años después fueron abolidas como injustas.

En esa defensa se distinguió el teniente gobernador Gaspar de Medina, quien en un enfrentamiento personal mató al cacique Gualán.

Fue una figura siniestra, la única abominable de cuantas actuaron en la conquista del Tucumán.

[7]​ El historiador santiagueño Orestes Di Lullo lo calificó como "una calamidad" como militar y como gobernante.