Ingresó al Tucumán con Juan Núñez de Prado a fines de 1549, y junto a él estuvo presente en las fundaciones de El Barco I, II y III en 1550, 1551 y 1552 respectivamente.
En 1556 fue con Hernán Mejía de Mirabal y otros cuatro compañeros hacia Copiapó, Chile, a solicitar a Francisco de Aguirre auxilios para Santiago del Estero.
Arriesgando la vida, estos cinco capitanes cruzaron de ida y vuelta la Cordillera de los Andes por rutas ignotas, ásperas y fragosas, acosados por los aborígenes, por el hambre y el frío de aquellas alturas.
Finalmente trajeron las provisiones esperadas, llegando en noviembre de 1556.
Y como pena accesoria, lo envió a la fundación de Salta.