Gobierno del conde de Toreno

[2]​ España, sin embargo, por problemas internos y económicos, consintió solo en prohibir la trata, pero no la esclavitud.

La presión que ejercían sobre el Gobierno se tradujo en una serie de rebeliones que acabarían desembocando en la dimisión del Presidente.

La insurrección estalló en Cádiz, ciudad liberal por excelencia, el 10 de julio y de allí se extendió a Málaga y Granada.

Poco después, en las principales ciudades (Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia...) se formaron juntas provinciales revolucionarias y, más tarde, territoriales.

El movimiento de los exaltados encontró eco en amplios sectores de la sociedad (abogados, empresarios, propietarios, militares...), contando además con el apoyo de las milicias urbanas.

José María Queipo de Llano.