A pesar de su finalidad artística o recreativa, en países como Brasil, Venezuela, Colombia, entre otros, están totalmente prohibidos y esta práctica es considerada un delito por las autoridades competentes (el cuento El Globo Fantasma[1] de Rubem Fonseca narra de forma magistral este conflicto).
Este tema es tan polémico que en Colombia las grandes empresas[3] se unieron y crearon la campaña Dile no a los globos,[4] sin embargo en la ciudad de Medellín el tema cobra mucha fuerza no solo como tradición, sino también como tributo cultural;[5] en la fotografía se aprecia la escultura de Justo Arosemena Lacayo titulada El niño y el globo.
El vuelo que no fue tripulado duró 10 minutos y recorrió 2 kilómetros con una altitud máxima de 2000 metros; existen dibujos de la época que detallan el acontecimiento.
El estratega militar Zhuge Liang (181-234) se le atribuye la invención de la sky lantern, linterna volante, un primitivo aerostato elaborado con papel de arroz, un armazón de bambú y una base de parafina que al encenderse proporciona el calor suficiente para elevarse en el cielo.
Los globos son un factor aglutinante de diversa índole: ceremonial, festivo, conmemorativo y religioso que forman parte del patrimonio colectivo de sociedades diversas y culturalmente distintas, a pesar de ser una labor muy artesanal permanecen inherentes al medio y se logran adaptar al modernismo, en pocas palabras esta es una tradición que hace parte del folclore de los pueblo.