Ninguno de los vestidos reales creados por Givenchy fueron utilizados en la película o las fotografías promocionales.
Givenchy, el diseñador del vestido, había donado la prenda a Dominique Lapierre, el autor de La ciudad de la alegría, y su esposa para ayudar a recaudar fondos para la caridad.
[9] El vestido negro logró tal fama icónica y estatus que se convirtió en parte integral del armario femenino.
[10] Aprovechando su físico la actriz, junto con su amigo el diseñador Givenchy, creó un vestido para adaptarse a la personalidad del personaje.
Un vestido de seda negra bien escogido con los accesorios apropiados dio en la diana para resaltar su personalidad efervescente; las grandes gafas oscuras de sol completaron un conjunto que instauró el vestido negro definitivo.
[2] Ha sido descrito como «quizás el más famoso vestidito negro de todos los tiempos» y ejerció una influencia importante en la moda al hacerlo directamente popular.