Giovanni de Ventura
[3][2][4][5] Asimismo, en virtud de su contrato, se le otorgó una casa completamente amueblada y dinero para cubrir sus costes de vida, así como una indemnización por despido que se haría efectiva cuando su contrato terminara.[6] Sin embargo, el beneficio más importante que le concedía su contrato era el derecho a la ciudadanía de Pavía, lo que le permitiría trabajar fácilmente como médico en la urbe una vez que el contrato municipal tocara a su fin (Ventura se había mudado a la ciudad desde el campo y, en un principio, no era ciudadano de Pavía).Tenía que demostrar buenos modales, ser cauto pero sin caer en la cobardía y abstenerse de practicar falsas curas, a la par que hacer gala de un comportamiento compasivo, casto, sobrio y piadoso.Por añadidura, le estaba prohibido proferir juramentos, insultos y cualquier clase de palabras obscenas al hablar.[9] El historiador Carlo M. Cipolla afirma que Ventura no tenía familia propia.