Con 8 años de edad, jugando en un balcón con su hermano menor Ettore, ocurrió un trágico accidente: ambos hermanos cayeron al suelo, muriendo a consecuencia de la caída.
Pero el proceso fue bastante traumático: cuando murieron los dos hermanos, sin haber cumplido aún los 9 años de edad, se plantea un nuevo dilema sucesorio, ya que no quedan más varones vivos, pero sí tres hermanas, doña Felix (ó Felice), doña Giovanna y doña Stefanía.
Ante la más que cierta posibilidad de que los estados vacantes pasaran directamente a don Blasco, rompiendo nuevamente la línea directa sucesoria, la madre y tutora, doña Giovanna Catherina Pignatelli y Tagliavía d’Aragona, decide entonces casar a su primogénita Felice, que aún no contaba los 10 años de edad, con don Blasco, su tío carnal.
Para forzar la dispensa Papal, se instituyó como tutores legales de la menor a su madre y a su propio tío y futuro marido, don Blasco.
Además, se inició ficticiamente un pequeño contencioso sucesorio entre doña Felix y don Blasco: si la dispensa papal se concedía, todos los problemas quedarían resueltos inmediatamente y de un solo golpe.