Por intermediación de familiares y amigos, logró que se le reduzca la pena, y tras sólo unos pocos meses de confino, recuperó la libertad, aunque en un modo extremadamente precario, bajo la figura del “amonestado político”.
Como tal, se encontraba permanentemente vigilado por la policía y con serias dificultades para conseguir un empleo.
En dicho año Germani se embarcó hacia “la América” no sólo con sus pocas pertenencias, sino, sobre todo, con la experiencia visceral del totalitarismo, que lo acompañará por el resto de su vida.
Estas participaciones inauguraron una faceta importante de su vida profesional como editor, traductor, autor, entre otras actividades relacionadas con el mundo editorial.
[5] Paralelamente, participa en las reuniones preparatorias del IV Censo Nacional que se llevará a cabo en 1947.
[8] Para los años 1962-1963 comienzan a resquebrajarse sus mayores alianzas internas, el movimiento estudiantil y la elite universitaria que conducía la UBA.
Las razones de este viaje son varias, pero se pueden resumir en que el clima político-ideológico en Argentina, a nivel nacional y a nivel universitario, no era el adecuado para proseguir allí con sus tareas de enseñanza e investigación.
[12] En aquel marco, la hostilidad desde estos sectores hacia el propio Germani fue en aumento: la SIDE [Secretaría de Inteligencia del Estado] preparó un informe sobre Germani destacando su “peligrosidad ideológica” por ser consideradas sus ideas “atentatorias contra el ser nacional”, al tiempo que recibió en su propio domicilio amenazas en forma de panfletos.
[14] Según Joseph Kahl, Germani solía comentar, en tono sarcástico: “Los domingos, hasta los sacerdotes pronunciaban sermones contra nosotros”.
En 1966 es distinguido como el primer Monroe Gutman Professor of Latin American Affairs and Sociology.
La postergada vuelta a la tierra natal: Roma (1975-1979) Finalmente, en 1975 se concreta la vuelta a su Italia natal para desempeñarse como profesor en la Università degli Studi di Napoli, aunque fijó su residencia en Roma.
[cita requerida]El sociólogo colaboró en diversos proyectos y publicaciones con figuras relevantes de las ciencias sociales de su tiempo tales como Fernando Henrique Cardoso, Florestán Fernandes, Pablo González Casanova, Aldo Solari, Jorge Graciarena, Rodolfo Stavenhagen, José Medina Echavarría, Juan Francisco Marsal, Edgardo Lander, Kenneth Organski, Irving Louis Horowitz, Alessandro Pizzorno y Renato Treves, entre otros.
En 1992 se publicó un libro que retomaba distintos aportes del sociólogo a los estudios de la estructura social argentina.
Luego, identifica y se ocupa de dos “limitaciones” que se presentan a la sociología en tanto que “ciencia positiva lógico-empírica”, la “unificación teórica” y la “integración reconstructiva” o síntesis.
Nada de esto puede ser conseguido, según el autor, si no se concibe a la sociología como una “ciencia de las épocas críticas”, que represente una respuesta del hombre frente a una circunstancia social que se le presenta como problemática y le reclama una intervención urgente.
En esta exposición, Germani muestra un interés particular por los procesos asociados a la democratización y, su reverso, al autoritarismo moderno.
[31] En este libro, Gino Germani considera al totalitarismo como una forma de autoritarismo específicamente moderno.
Se propone desarrollar una caracterización y explicación teórica de este fenómeno.
A tal fin, el libro comienza con una exposición exhaustiva de los antecedentes teóricos alrededor del totalitarismo.
Luego, la mayor parte del análisis se dedica al caso argentino y se considera el fascismo italiano (y, en menor medida, al español) como ejemplo contrastante para caracterizar las peculiaridades del populismo nacional.
Los trabajos están agrupados en secciones temáticas que permiten valorarlos en diversas dimensiones y tomarlos como disparadores para el abordaje de los grandes problemas sociales contemporáneos, recuperando la obra del sociólogo italiano de manera vital y productiva.