En 1927 volvió a la Unión Soviética, donde tomó parte en el IV Congreso de la Internacional Sindical Roja como delegado estadounidense.
En febrero de 1935 la policía danesa desarticuló la organización del NKVD en dicha ciudad y Mink es deportado a la Unión Soviética tras pasar dieciocho meses en prisión.
Por otro, trabajando con los anteriores, tres agentes "ilegales", esto es, que operaban sin cobertura de la legación soviética: María Fortus, Grigulevich y el alemán Erich Tacke, usados sobre todo en "operaciones especiales" como el secuestro y asesinato de Andreu Nin.
[6] Para ello contaba con muchos más medios, humanos y materiales, que el NKVD, cuya prioridad era la eliminación del "enemigo interno", entendido este como cualquier muestra de disidencia con respecto a la ortodoxia estalinista, especialmente el trotskismo y los anarquistas, a menudo al margen del aparato estatal republicano.
Operando desde Barcelona, Mink alcanzó una fama siniestra entre los brigadistas como responsable de numerosas ejecuciones clandestinas.
[10] El FBI, por su parte, estaba convencido de que Mink viajó regularmente entre México y la URSS durante 1940.