La geología de Chile se caracteriza por los efectos de la subducción que ha ocurrido en sus costas, en sentido oeste-este,[1] desde tiempos precámbricos hasta tiempos geológicamente recientes.
Además de estas lonjas, en la Patagonia chilena también existen llanuras y mesetas trasandinas.
En cambio, el Territorio Chileno Antártico tiene una serie de similitudes geológicas con los Andes patagónicos.
La subducción que ocurre a lo largo de la costa chilena hace que el país sea altamente sísmico y tenga una vigorosa actividad volcánica en torno a arcos continentales.
[3] Los Andes del Norte Grande comenzaron a alzarse hace 200 millones de años, durante el Jurásico.