Varios de sus polémicos poemas lo llevaron dos veces a ser encarcelado por obscenidad, y lo vieron participar en el conflicto entre jóvenes y viejos escritores rumanos, así como en el enfrentamiento entre la vanguardia y la extrema derecha.
En una etapa posterior, Bogza ganó renombre por sus numerosos y logrados reportajes, siendo uno de los primeros en cultivar el género en la literatura rumana, y usándolo como un lugar para la crítica social.
[1] Después del establecimiento de la Rumania comunista, Bogza adaptó su estilo al realismo socialista, y se convirtió en una de las figuras literarias más importantes que han servido al gobierno.
Con el tiempo, se convirtió en un crítico sutil del régimen, especialmente bajo el gobierno de Nicolae Ceaușescu, cuando adoptó una posición disidente.
Bogza tuvo contactos a lo largo de su vida con algunos representantes de la vanguardia rumana, entre ellos Victor Brauner, Max Blecher, Sesto Pals, Sașa Pană y Paul Păun, y fue amigo, entre otros, del ensayista y teólogo Nicolae Steinhardt, el disidente Gheorghe Ursu y la cineasta Mircea Săucan.