A pesar de su gran antigüedad, la gens nunca logró mucha importancia histórica.
El único miembro que obtuvo el consulado bajo la República fue Sexto Quintilio Varo en 453 a. C. La gens produjo numerosos pretores y otros magistrados, pero no obtuvo el consulado de nuevo en más de cuatrocientos años.
No era inusual para muchos nomina derivar de una fuente común; el nombre sabino Pompo es el equivalente osco de Quinto, y dio lugar a las gentes Pompilia y Pomponia.
Cuando los hermanos Rómulo y Remo habían restaurado a su abuelo, Numitor, al trono de Alba Longa, se propusieron establecer una nueva ciudad en los cerros que dominan el Tíber.
En tiempo histórico, los dos colegios de sacerdotes, conocidos como lupercos, que llevaban a cabo los rituales sagrados de las Lupercalia, eran conocidos por estos nombres, sugiriendo que en tiempo anterior, las gentes Quintilia y Fabia supervisaban estos ritos como sacro gentilicum.