Gasógeno

Mediante diferentes procesos que implican reacciones químicas a alta temperatura es posible obtener un combustible gaseoso denominado gas de gasógeno partiendo de combustibles sólidos como el carbón, la leña o casi cualquier residuo combustible.

[1]​ Esquemáticamente, el gasógeno consiste en un recipiente construido de materiales refractarios que contiene el combustible sólido a gasificar.

Simultáneamente, debido a las temperaturas alcanzadas, se volatilizan algunos hidrocarburos u otros compuestos orgánicos volátiles presentes en el carbón o la leña, que también son combustibles, lo que mejora el poder calorífico del gas generado.

Las centrales como la de Elcogas, en Puertollano, España, se basan en este sistema para producir energía eléctrica.

Esta central, parecida a otras muchas en el mundo, aunque pionera en aspectos de rendimiento, utilizaba un sistema productivo basado en la tecnología de gasificación integrada en ciclo combinado (GICC) con buenas características medioambientales, reduciendo las emisiones atmosféricas por debajo de lo establecido en la legislación vigente.

Adler Diplomat con gasógeno (1941).