Los machos pueden llegar alcanzar los 14 cm de longitud total.
Los tratamientos oscilan entre los 24 y 48 horas, aunque para que sea más efectivo se calcula un tiempo mínimo de 20 minutos, mucha gente prefiere probar la sensación de cosquilleo que hacen estos peces, que se suaviza a medida que la piel se acostumbra con el paso de los minutos.
En general en las peceras se recircula el agua cada pocos minutos y existen en el circuito filtros que eliminan todas las impurezas que pudieran quedar, en resumen el proceso es higiénico y seguro.
Además, se realizan labores de sustitución parcial del agua (aproximadamente un 15 %) a diario así como otros tratamientos específicos del agua.
A veces el tratamiento se realiza con otras especies de pececillos parecidos al Garra-rufa, pero que no segregan ninguna enzima, sólo 'muerden' las pieles y pueden llegar a ser perjudiciales, porque son especies que sí llegan a desarrollar dientes y pueden arañar la piel.