Es además, junto a la Policía de Investigaciones, profesional, jerarquizada, disciplinada y componen la fuerza pública.
[7] Los primeros cuerpos policiales estables se organizaron durante la década de 1830 a instancias del ministro Diego Portales, con la finalidad de reprimir el bandidaje rural y controlar la delincuencia urbana.
Aunque las policías siguieron siendo administradas y en muchos casos financiadas por las municipalidades, en 1844 quedaron subordinadas al poder central y sus representantes locales a través de la Ley de Régimen Interior del Estado.
Estos modelos policiales sufrieron variadas transformaciones y nuevas denominaciones, pero se convirtieron en el referente obligado de las policías chilenas durante las décadas siguientes.
Las policías fiscales respondieron a la necesidad de tomar medidas para controlar la creciente delincuencia urbana.