Se deriva del Fuero de León,[2][3] e influyó en un territorio comprendido en las actuales Asturias y Galicia, como origen de muchos otros fueros.
Durante esa misma centuria se concedieron a la ciudad una serie de privilegios y fueros de muy diversa naturaleza, textos que fueron sometidos a una primera refundición, a la que siguen otras cuatro que completan o modifican las anteriores.
Su finalidad principal era la de otorgar privilegios a los ciudadanos que se asentaran en esas tierras para repoblar el norte de la península.
En 1167 se decreta otro fuero, también llamado Fuero de Malgrad,[4] que incluye parte del anterior, para acabar con los "disturbadores", según los llama Fernando II.
[5] Este fuero se conserva, o al menos una copia, si bien hay discrepancias entre autores como García-Gallo y Guerrero, sosteniendo el primero que el documento no sólo no es el original redactado por la corte de Fernando II, sino que no es ni una copia fidedigna del mismo.