Descartada la idea inicial de decorarla con una estatua monumental de Napoleón Bonaparte, se optó finalmente por una obra que representara la lucha del Bien y del Mal donde el Arcángel Miguel, espada en mano, aparece sometiendo al Demonio.
[2] Gabriel Davioud ayudado por Flament, Simonet y Halo se encargan de poner en pie la obra.
[2] La estatua del arcángel sometiendo al Demonio es obra de Francisque Duret.
En la parte baja, dos dragones, realizados por Henri-Alfred Jacquemart, escupen agua a un estanque situado a los pies de la escalinata que lleva hasta el pedestal de la escultura principal.
Posteriormente todas las fuentes monumentales se ubicaron en plazas o parques.