El pueblo se alza a 745 metros sobre el nivel del mar.
Según la tradición lo fundó Endovéllico, deidad guerrera que no obstante favorecía asentamientos agrícolas, principalmente vitivinícolas.
Ya en el siglo XII, la entonces llamada Fuent Saldania, empezó a construir su primer castillo.
Sus vinos tienen una tonalidad cebolla, única en esta zona de los montes Torozos.
El rosado de Fuensaldaña (clarete), es ideal para acompañar carnes suaves, pescados, volatería, quesos y aperitivos.