La Enciclopedia católica dice: “Honorado por su santidad y milagros fue San Frigidiano (560-88), hijo de Ultonio, Rey de Irlanda, o quizás del rey del Ulster (Ultonia), de los que San Gregorio el Grande resalta en sus "Diálogos" (III, 10) un milagro.”[2] Fue educado en los monasterios irlandeses, y ordenado presbítero decidió ir a Roma en peregrinación.
En el camino de regreso, decidió retirarse a una ermita en un barranco en el Monte Pisano.
En realidad, San Frediano en 575 mandó abrir una nueva boca del Río Serchio a Migliarino.
Quizás la alusión al rastrillo esconde un instrumento utilizado para marcar el nuevo cause del Serchio.
Se ha sugerido también que Frigidiano por sus viajes y estudios había adquirido cierta experiencia en la recuperación hidráulica.