Hasta la llegada de la noruega Kirsten Flagstad fue junto a Florence Austral, Emmy Destinn, Johanna Gadski, Gertrud Bindernagel, Maria Müller, las hermanas Konetzni, Meta Seinemeyer, Lotte Lehmann y Germaine Lubin una de las supremas exponentes del canto wagneriano.
Estudió canto en Berlín y debutó como Venus de Tannhäuser en Halle en 1915.
Desde la ascensión de Hitler en 1933, la pareja sufrió presiones severas, cuando Deman huyó a último momento hacia Suiza, la soprano tuvo un colapso nervioso; se refugió en su residencia del campo cercana a Berlín donde permaneció hasta la capitulación.
Animada por el pianista Michael Raucheisen, Leider continuó cantando en recitales hasta 1946, a menudo acompañada por la mezzosoprano Margarete Klose.
En las Conversaciones con Wieland Wagner, éste le comenta a Antoine Golèa que Kirsten Flagstad y Birgit Nilsson son dos fenómenos vocales excepcionales y que, en cuanto tales, no sirven como medida de las voces wagnerianas: "Para mí"- dice Wieland- "la medida es otra: ¿se acuerda usted de Frida Leider?