Bernardino Álvarez

Allí se dedicó a lides militares y luego se vio envuelto, junto con otros jóvenes libertinos, en episodios de vida disipada en los que provocó duelos y perturbó la paz de la vida colonial.

Al regresar a México, ya como fraile, se instaló en el Hospital del Marqués del Valle, donde se dedicó a atender enfermos durante más de diez años.

[1]​ Fray Bernardino viajó por casi toda Mesoamérica, donde fundó numerosos hospitales como, por ejemplo, en La Habana, Cuba; en el puerto de Acapulco, Guerrero; el Hospital San Roque, en Puebla (1569), y también en La Concepción, en Xalapa, Veracruz.

El propósito de estos hospitales fue la ayuda hospitalaria a los enfermos pobres, no la conquista espiritual.

Este objetivo basado en la caridad tuvo muchos seguidores como demuestra el libro Tesoro de las Medicinas (México, 1672) del ermitaño Gregorio López (1542-1596).