Francisco Lezcano, el Niño de Vallecas

Llamado Lezcanillo o el enano Vizcaíno, permaneció en la corte hasta su muerte en 1649, con un paréntesis entre 1645 y 1648, años en los que consta se ausentó de ella aunque se desconoce el motivo.

[4]​ Sin embargo, habiéndose pintado este en 1631 o 1632, a tenor de la inscripción que en el propio lienzo aparece y la edad aparente del príncipe, tal identificación no es posible, al no encontrarse todavía Lezcano en la corte.

[5]​ Sentado sobre una roca, con la pierna derecha extendida en escorzo hacia el espectador, juguetea con unos naipes que lleva entre las manos, símbolo de la ociosidad, aunque del objeto que lleva entre las manos se han dado también otras explicaciones, señalando Pedro de Madrazo que pudiera ser un «trusco de pan» o un casco de teja, «que no lo dice el cuadro claramente».

Intencionadamente Velázquez ha contrastado al bufón ocioso, con la mirada perdida y el pequeño mazo de cartas entre las manos, con su compañero El Primo retratado mientras hojea un grueso infolio en compañía de otros libros.

El paisaje es como el del retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos una mancha grisácea extendida sobre la preparación completada con pinceladas aplicadas encima rápidas y precisas, con diferentes pigmentos muy diluidos, dando así forma a las nubes, montañas y vegetación.