A fines del siglo XIX el Doctor Francisco Ayerza, cultivó como amateur el todavía novedoso arte fotográfico.
Participaron de la primera sesión: Leonardo Pereyra,[3] que fue elegido presidente; Germán Kühr, Francisco Ayerza (secretario), José María Gutiérrez, Roberto Wernicke,[4] Ricardo N.Murray, Fritz Büsch, Juan Quevedo, Isidro Calderón de la Barca Piñeyro,[5] Daniel MacKinglay, Leonardo Pereyra Iraola,[6] Fernando Steinius[7] y Fernando Denis.
También se hicieron álbumes fotográficos, en los que los autores plasmaban sus inquietudes y búsquedas, eludiendo el trillado tema del retrato.
Como el retrato fue, en principio, el motivo casi exclusivo de los daguerrotipistas, los pintores que también explotaban ese tema vieron en el nuevo invento un serio competidor, y así lo declaró Carlos Enrique Pellegrini a su amigo Amadeo Gras,[11] ambos pintores, y aunque el primero utilizó la daguerrotipia esporádicamente, fue el segundo quien lo hizo profesionalmente, sin abandonar el retrato pictórico.
Otros contemporáneos emplearon ambas técnicas: Alfonso Fermepin, Auguste Albin Favier, Federico Artigue, Antonia Brunet de Annat, Carlos Descalzo etc. Algunos terminaron por abandonar definitivamente los pinceles estableciéndose como fotógrafos.