Estos escenógrafos fueron los que le convirtieron a la escuela naturalista francesas, desde la tradición italianizante en vigor en Barcelona a partir de 1700, cuando se afincó el escenógrafo boloñés Ferdinando Galli, conocido como Bibiena.
Formó sociedad con Francesc Pla fundando el Teatro del Circo Barcelonés.
Desde 1870 hasta su muerte, se convertirá en la principal figura de la escenografía catalana.
En 1912, Carles Costa propuso erigirle un monumento, para que todo el mundo recordase a este artista del arte efímero.
En 1927 el Instituto del Teatro de Barcelona organizó una exposición sobre su obra que visitaron 10 000 personas en 8 días.