Este grupo trabajaba en torno a una unidad, la montaba, y repetía el proceso.
Quizás hasta entonces nadie había implantado la cadena de montaje a la fabricación, pero tenía que existir la investigación tecnológica suficiente como para hacerla posible.
No fue hasta el siglo XVIII cuando se desarrolló la tecnología de la fabricación por partes intercambiables.
El fordismo (con ayuda anterior del taylorismo) llega para romper con ese monopolio del trabajo, por un trabajo alienante con características que llevan al obrero a perder ese "monopolio" y por ende perder el control de los tiempos de producción.
El siguiente, entonces, consistía en efectuar una serie de cambios en la estructura del montaje y, sobre todo, en la introducción del elemento que iba a convertirse en la clave de la revolución que se auguraba: la cinta transportadora.
Ford también introdujo una plataforma móvil que se desplazaba por arriba y permitía colocar las diferentes piezas en el chasis.
Los obreros, además, ya no tenían que ir siguiendo la misma unidad para irla montando al tener asignada una posición y una función específicas asignadas que se limitaban a repetir para cada unidad de la cadena.
Con esto Ford consiguió acelerar la producción así como volverla automática y, sobre todo, continua.
Los primeros beneficios le permitieron mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores, ya que les asalarió a 5 dólares por 8 horas laboradas (cuando anteriormente el sueldo era menor y la jornada laboral era mayor), cosa que permitió a Ford introducir un tercer turno de trabajo en la fábrica y aumentar de este modo la producción en un 50%.
Lógicamente, estos cambios presentaban mayor efectividad y mejores rendimientos cuanto mayor fuera la producción, de manera que un mercado con un alto número de ofertantes no era el espacio idóneo.
Este planteamiento contrasta totalmente con la industria pre-fordiana donde cada operario participaba en todo el proceso.
Esta división del trabajo ha permitido la creación y el progreso en el ámbito de la investigación y desarrollo, presente en las secciones de I+D+I (Investigación, desarrollo e innovación).
Las aportaciones de esta revolución en el ámbito del diseño son, también, notables.
Más adelante surgió otro problema para muchos fabricantes asociada a las ventajas productivas que la revolución había proporcionado.
Si un producto destinado a durar demasiado, una vez este ya ha llegado al mercado la producción puede parar hasta que no vuelva a necesitarse y esto suponía una catástrofe para las empresas.
Su modelo T estaba fabricado con materiales resistentes, ligeros y baratos (nuevas joyas llegadas de la segunda revolución industrial como los aceros de vanadio) a la vez que presentaba un diseño sin ornamentación y puramente funcional.
El único competidor que se acercaba mínimamente a Ford era General Motors desde Europa.
No fue hasta el año 1923, cuando Alfred P Sloan entró a presidir General Motors y decidió que siguiéndole, a Ford nunca se le podría superar,[cita requerida] así que optó por realizar un diseño diferente y con más variedad de colores para el Chevrolet de 1926.
Ese coche rompía con el panorama monocromático y monotemático de la época y este cambio, esta modernización, fue bien recibida por el mercado de compradores y ese mismo año las ventas del Chevrolet superaron al Ford T. En ese mismo momento Ford comprendió el trasfondo del mensaje.
Dado que el invento se desarrolló pensado para los coches ingleses, se popularizó el nombre de llave "inglesa" a pesar de ser un invento sueco.
En el caso particular de Ford (que se puede extrapolar a otras empresas en el sentido general del proceso), el aumento de efectividad de la fábrica supuso beneficios iniciales que Ford, un poco más adelante, decidió "invertir" para mejorar y acabó engrandeciendo su obra.
Con esta notoria mejora en las condiciones laborales la oferta de trabajo en su fábrica era realmente tentadora y no tuvo problemas para llenar el tercer turno de trabajo, con todo lo que esto último comportó.
El equipo de la NBA, los Detroit Pistons, deben su nombre, en parte, a Ford.
La obra está repleta de frases en donde la palabra "Ford" reemplaza a lo que en vida real se utiliza como Dios.
Esta alienante forma de trabajar lleva al personaje a problemas físicos y la locura.
[6] El keynesianismo dirigió al fordismo hacia acuerdos sociales que permitieran un mayor nivel en la calidad de vida en la población históricamente diezmada y esclavizada.
Sin embargo, los trabajadores no agrupados siguieron estando fuertemente excluidos, sobre todo en los países subdesarrollados.
Los países que lograron desarrollar con relativo éxito este proceso fueron Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México.
Cuando el sistema económico keynesiano y el sistema productivo fordista dan cuenta de un agotamiento estructural en los años 70, las miradas en la producción industrial comienzan a girar al modelo japonés (toyotismo); modelo que permitió llevar a la industria japonesa del subdesarrollo a la categoría de potencia mundial en solo décadas.