El isotiocianato de fluoresceína, un derivado reactivo de la fluoresceína ha sido uno de los fluorócromos que más habitualmente se han unido químicamente a otras moléculas no fluorescentes para generar nuevas moléculas fluorescentes para las más diversas aplicaciones.
Otros fluorocromos que han sido comunes a lo largo de la historia son los derivados de la rodamina, cumarina y cianina.
La nueva generación de fluorocromos como el Alexa Flúor o los DyLight Flúor son generalmente más fotoestables, brillantes y menos sensibles al pH que otros colorantes estándar de excitación y emisión comparable.
El tamaño de un fluorocromo es importante, pues podría generar efectos estéricos no deseados en la molécula marcada.
Para hacernos una idea, algunos tamaños son: Aunque con frecuencia ambos términos se usan indistintamente el fluorocromo es la molécula capaz de absorber fotones y emitir fluorescencia, mientras que el fluoróforo es la parte del fluorocromo responsable de emitir la fluorescencia.