La filosofía científica[1] es la visión metafilosófica según la cual toda la filosofía debe ser una disciplina elaborada en continuidad con la ciencia y desarrollada lo más claramente posible, incluso si es necesario, a veces, también haciendo uso de herramientas formales (lógico-matemáticas[2]).
[4] La expresión 'filosofía científica' ("wissenschaftliche Philosophie") fue usada por primera vez por Hermann von Helmholtz a mediados del siglo XIX (en 1855) en una conferencia que impartió en Königsberg.
Un ejemplo claro es Hans Reichenbach y su conocido libro "La Filosofía Científica" («The Rise of Scientific Philosophy»).
[9] Por esos tiempos otros autores de líneas de pensamiento muy distintas como Martin Heidegger[10] o Edmund Husserl[11] también tomaron tal expresión para aludir a su significado más clásico primeramente expuesto e interpretarlo desde sus marcos filosóficos existencialistas y fenomenológicos.
Durante ése tiempo y a mediados del siglo XX, Bertrand Russell también usó la expresión 'filosofía científica' tanto en el sentido original como en la noción de corte positivista.
También algunos pensadores y figuras políticas del marxismo revindicaron el materialismo dialéctico como filosofía científica en esos mismos años y con una idea similar a la clásica, aunque ligada a la concepción historicista de la ideología marxista-leninista.
Se suele considerar que la filosofía informada científicamente tiene precursores históricos en todos aquellos clásicos que han ejercido la filosofía de un modo en general racional y conforme a los saberes empíricos más concretos disponibles en su momento, aún si estos eran todavía protocientíficos o incluso pre-científicos (y sin importar la falsedad u obsolescencia ulterior de las premisas empíricas aceptadas); filosofía protocientífica y protofilosofía en general.
Esto suele conllevar considerar relevantes a autores tradicionales como Platón, Aristóteles, Demócrito, Epicuro, Lucrecio, Tomás de Aquino, Guillermo de Ockham, Francisco Suárez, Hobbes, Spinoza, Holbach, Locke, David Hume, Alexander von Humboldt, Mill, etc.
La mayoría de autores actuales que se circunscriben a la filosofía científica, bien ya se consideren naturalistas o sean auto-identificados como materialistas, raramente defienden enfoques fisicalistas, sino que por contra suelen tener enfoques inclusivos en los distintos sistemas de organización a estudiar y trabajar, todos ellos reales y naturales pero no agotables en la mera física (sea cuántica, mecánica, relativística, etc.).
Por lo que tampoco se podría considerar una forma de filosofía reduccionista en cuanto a rasgos y temáticas del entendimiento.
Debido a esto la filosofía científica no puede considerarse un naturalismo epistemológico radical que pretenda agotar las distintas ramas de la filosofía en determinadas disciplinas científicas, como quizás Quine pretendía con la epistemología respecto a la psicología y fisiología.
[27] Tampoco esperan la mayor parte de autores filosófico-científicos que algún día la ciencia agote y abarque todas las cuestiones filosóficas aún existentes; si bien no hay oposición a que cada vez más interrogantes se puedan ir dilucidando en disciplinas empíricas más especializadas, en términos globales se mantiene la idea de que siempre existirán determinados problemas genuinamente filosóficos (semánticos, ontológicos, epistemológicos, axiológicos y éticos) irreductibles a ninguna ciencia y necesarios para ejercer la actividad científica.
La filosofía científica comparte la claridad y uso de herramientas formales que suele darse en la conocida popularmente como filosofía analítica, pero también se distancia de ella en varios aspectos importantes en general que sí sostienen los autores considerados como analíticos frecuentemente (en tendencia), como: el énfasis excesivo en el lenguaje, hacer análisis sin sintetizar sistemas teóricos, abordar problemas muy marginales por aislados y pequeños en cuanto a importancia de sus implicaciones y relevancia teórica, etc. Se puede considerar que la filosofía científica es una filosofía más bien sintética (y por ende ya recoge la parte analítica también, pues no hay síntesis genuina sin un análisis precedente).
En la filosofía científica se considera que, una vez basada en datos de las ciencias disponibles que le sean relevantes en ciertos temas, puede a su vez mediante sus análisis y teorías criticar aspectos y rasgos de las actividades científicas.
[44] Por último, a veces además se pone foco en que el enfoque filosófico-científico es demasiado estrecho y exageradamente duro al evaluar otras formas de filosofía, descartándolas fácilmente como pseudofilosofía o filosofía a-crítica.