Filomena (santa)

Filomena, considerada una joven mártir de la Iglesia primitiva, no aparece registrada en ningún martirologio hasta el siglo XIX.Al leer desde la línea de en medio según la antigua tradición de comenzar el epitafio desde esta línea, se obtuvo el texto correcto que se leería como «Pax tecum Filumena», que en latín quiere decir «La paz sea contigo, Filomena».No pudiendo tener hijos, mis padres continuamente ofrecían sacrificios y oraciones a los falsos dioses para obtener un niño.Nosotros teníamos en nuestra familia a un doctor de Roma llamado Publius, que era cristiano.Cuando tenía sólo cinco años, recibí por primera vez a Jesucristo en la Santa Eucaristía; y ese día, fue sembrado en mi corazón el deseo de estar unida para siempre a mi Redentor, Esposo de las vírgenes.La paz de Cristo que, hasta ese día, había reinado en la casa y en el reino de mi padre, fue perturbada por el orgulloso y poderoso emperador Diocleciano, quien, injustamente, nos declaró la guerra.Finalmente Diocleciano, interrumpió a mi padre, y le dijo con benevolencia: 'No te angusties más.'Pero eres muy joven para ese tipo de compromiso', me decían, y juntaban las más terribles amenazas para hacerme aceptar la boda con el emperador.Pero, no pudo vencerme ya que el Espíritu de Jesús me daba fortaleza.El emperador, visiblemente furioso, ordenó que me encerraran en un calabozo, frío y oscuro, bajo la guardia del Palacio Imperial.Hacía treinta y seis días que vivía con este régimen, cuando la Santísima Virgen se me apareció, rodeada por la luz del Paraíso, con el Niño Jesús en sus brazos, y me habló así: 'Hija, ánimo, permanecerás tres días más en este calabozo y en la mañana del día 40 de tu cautiverio, dejarás este lugar de pesares'.La visión desapareció, dejando impregnado de fragancia mi prisión, y me consoló.Al cabo de este tiempo, Diocleciano empezó a ponerse nervioso esperando mi decisión; cuando pasaron los cuarenta días, tal como lo había anunciado la Santísima Virgen, el tirano me hizo sacar de la prisión, resolvió torturarme y amenazarme para que me retractara del voto de virginidad que había hecho a mi Esposo.Al ver mi cuerpo ensangrentado y cubierto de heridas, y que la vida se me iba, ordenó que me llevaran de vuelta al calabozo para morir.Cuando el Emperador vio que habían desaparecido las huellas de los azotes, quedó pasmado.Le habló en estos términos: —'Tu juventud y hermosura me inspiran lástima; Júpiter es clemente contigo; renuncia a tus pasados errores y ven conmigo a compartir el solio real'.', prorrumpe al fin el tirano, no sabiendo como vencer tan firme resistencia.El recuerdo de los días felices vividos con sus padres la sobrecogió un instante, sólo un instante, por la gracia de Dios, recuperó su serenidad y contestó con voz tranquila: —'Dios les dará consuelo y resignación; yo muero contenta, fiel al celestial Esposo, que mi corazón ha elegido'.Estas palabras provocaron un tumulto entre los presentes, el Emperador lívido de cólera, sin comprender cómo podía soportar tantas pruebas y sufrimientos, soltó la mano de la joven y volviéndose a sus servidores ordenó en voz breve y severa que atada a un ancla de hierro al cuello, fuese tirada al río Tíber."Arrastrada por la corriente y creyendo morir, abracé mi ancla como Jesús abrazó su Cruz.El ancla cayó en las profundidades del Tíber, donde aún permanece cubierta de lodo.A la mañana siguiente, esperando encontrarme sin vida, ya que me había visto en pésimo estado, quedó estupefacto al encontrarme sonrosada y alabando a Dios con salmos y cantos, como si nada hubiera pasado.En la noche, el Dios Todopoderoso me había dado un dulce sueño, y había mandado a un ángel para que sanara mi cuerpo, untándolo con un fragante ungüento, no dejando ninguna huella de las heridas.Temiendo serias consecuencias, el tirano ordenó que fuera decapitada sin más demora.Es así como mi alma voló triunfante y gloriosa al Cielo, para recibir de mi Esposo Jesús la corona de la virginidad que para preservarla me había costado sufrir varios martirios.[4]​ La leyenda, supuestamente revelada por la misma santa a María Luisa de Jesús, está compuesta con serios errores históricos, hagiográficos, incluso inconsistentes con el mismo relato y con hechos tomados claramente de leyendas medievales de otras mártires, el relato presenta varios hechos anacrónicos, entre ellos: Todo parece indicar que la "passio" filoménica es una leyenda creada para fomentar la piedad y devoción a la santa, que toma como base única los instrumentos dibujados en la lápida encontrada en la catacumba donde se descubrió su cuerpo, el imprimátur dado por la iglesia a esta leyenda sólo quiere decir que en ella no hay doctrinas contrarias a la fe, y no obliga a sus fieles a creer en ella.Cuando la primera Misa estaba siendo ofrecida, cayó en éxtasis y se le escuchó murmurar varias veces “Filomena”.Al volver en sí, exclamó que estaba curado y se lo atribuyó a la santa.La Archicofradía Universal de Santa Filomena contribuye a la devoción en varios países del mundo y la asociación del Rosario viviente de Dickinson, Texas, igualmente expande el culto en el mundo.No obstante este alegato, dicho sacramental puede ser bendecido por cualquier sacerdote utilizando el ritual romano y la reliquia de santa Filomena o encendiendo una lámpara con este aceite y posteriormente bendecirlo según el rito propio.
Representación de santa Filomena con atributos: palma, látigo, ancla y flechas. Obra del escultor Johann Dominik Mahlknecht ubicada en el Museo Gherdëina en Ortisei , Italia.
Tumba de la santa en Italia
Cuerpo de Santa Filomena, expuesto a veneración
Estatua de Santa Filomena.