Ella, al despedirse de él, le dio una caja que contenía una reliquia consagrada a Rea, pidiéndole que solo la abriera cuando él perdiera la esperanza de regresar.
En el lugar en donde la entierran, crece después un almendro que florecerá al regreso de Demofonte.
[1] En otra versión, Filis muere de nostalgia y en el sepulcro que sus padres habían construido para ella nacieron unos árboles que cada cierto tiempo lloraban la muerte de Filis y perdían las hojas.
[2] Según otra tradición, después de que Filis se suicidó, Demofonte abrió la caja, se horrorizó por lo que vio, montó a horcajadas en su caballo y se lanzó a galope tendido: murió desmontado cayendo sobre su espada.
Filis también es un personaje muy frecuente en la poesía pastoril: la pastorcilla sencilla, encantadora y enamorada.