Filippo Napoletano

[1]​ Es probable que fuese ya de vuelta en Roma, a finales de 1614, por mediación de Goffredo Wals y en contacto con Agostino Tassi y Paul Bril, cuando comenzase a interesarse por la naturaleza como materia pictórica y a dibujar al aire libre en sus paseos por Tívoli.

El paisaje de la Toscana, en la que residió hasta la muerte del duque, en 1621, se encuentra reflejado a partir de esos años en sus dibujos del natural junto con la influencia en las figuras vivaces y menudas de Jacques Callot, a quien conoció en Florencia.

De vuelta en Roma pintó al fresco varios frisos con paisajes en el palacio Rospigliosi.

[1]​ Atento a las novedades que suponía la pintura de Adam Elsheimer, los paisajes de Napoletano buscando profundizar en la representación naturalista ponen el acento en las densas masas arbóreas, las atmósferas luminosas y sus reflejos en el agua.

[4]​ Pintor ecléctico, destacó también en las pequeñas pinturas, en particular pintando incendios, barcos y animales y muy especialmente, según indicaba Giulio Mancini, en la pintura extravagante de esqueletos de animales, que formarían parte también de su gusto por la naturaleza y la observación directa, atenta a los detalles y fascinada con lo maravilloso que la naturaleza presenta según se advierte en composiciones como Dos conchas (Florencia, Palazzo Pitti) o en sus trabajos sobre piedras duras.

Paisaje fluvial con viandantes , óleo sobre lienzo, 93 x 120 cm, Florencia , Palazzo Pitti .
Dos conchas , óleo sobre lienzo, 39 x 56 cm, Florencia, Galleria Palatina, Palazzo Pitti