[2][3] Existe constancia de al menos tres siglos de celebración de San Blas y Santa Águeda en Mequinenza, una tradición que se acentuó cuando, con la construcción del embalse de Riba-roja en los años 70, el Pueblo Viejo quedó bajo el río Ebro y el núcleo urbano de la localidad se tuvo que trasladar a su actual ubicación a pocos kilómetros aguas arriba, a orillas del río Segre.
San Blas y Santa Águeda tomaron relevancia durante el franquismo, ya que si bien estaba prohibido disfrazarse, Mequinenza continuó desafiando la prohibición impuesta por las autoridades, un hecho que fomentó todavía más el arraigo popular y el carácter singular de la tradición.
La jornada concluye con los conocidos concursos de disfraces artesanales para pequeños y mayores, a la vez que diversas y coloridas rúas recorren la población acompañadas de música en directo.
Durante las celebraciones se elaboran “coques”, un dulce típico tradicional a base de aceite, harina y agua, a la que se añade un ingrediente secreto que conoce únicamente cada Comisión.
Tradición, fiesta y color se unen durante las fiestas, llenando la población durante estos días de visitantes nacionales y extranjeros atraídos por la gran espectacularidad de los disfraces hechos a mano.